DINAMICAS TERRIORIALES DE LA TRATA DE PERSONAS EN EL DEPARTAMENTO DE BOLIVAR

Resumen

Esta investigación presenta un análisis exhaustivo sobre las dinámicas territoriales de la trata de personas en el departamento de Bolívar, articulando las teorías de Johan Galtung sobre la violencia directa, estructural y cultural, y de Henri Lefebvre sobre la producción social del espacio. El estudio demuestra que la trata, no es un delito aislado, sino la materialización de violencias estructurales como la pobreza endémica, la falta de oportunidades y la debilidad institucional que configuran territorios de alto riesgo y vulnerabilidad. Por medio de un método de análisis documental cualitativo, que triangula fuentes como las alertas tempranas de la Defensoría del Pueblo, informes de seguimiento de municipios como Montecristo, Arenal, Morales, Río Viejo, San Martín de Loba y Santa Rosa del Sur; y producción académica, donde la investigación identifica perfiles de victimización claramente definidos. Los hallazgos confirman una alarmante feminización y juvenilización del delito, concentrándose de manera desproporcionada en mujeres, niñas y adolescentes, cuyo rango de edad para la explotación sexual se sitúa entre los 16 y 22 años. Se destaca un enfoque estratégico en la población migrante de nacionalidad venezolana, cuya precariedad económica y falta de redes de apoyo son instrumentalizadas por los captores. Las modalidades de trata proyectadas para el periodo 2024-2025, impulsadas por Grupos Armados Organizados como las AGC y el ELN, incluyen principalmente la explotación sexual en establecimientos comerciales bajo regímenes de servidumbre por deuda, el reclutamiento forzado de menores para fortalecer sus estructuras en el marco del conflicto armado, y la explotación laboral en economías ilícitas como la minería ilegal. Si bien se observan respuestas institucionales, como la activación de Comités Municipales de lucha contra la trata, el estudio concluye que estos esfuerzos son predominantemente reactivos y resultan insuficientes para transformar las condiciones estructurales que originan el problema. Por tanto, erradicar este flagelo exige un abordaje integral y coordinado, enfocado en políticas de desarrollo social y económico que ataquen las causas profundas de la vulnerabilidad, fortaleciendo así la construcción de una paz sostenible en la región.